GENTE ENCANTADORA                                     
Pedro Naimogin

Algunos héroes no existen  más que en la alegría de una masificación de inconscientes ante algo que favorece supuestamente el bienestar.
¡Cómo inventamos héroes!

   Hoy se lo ve preocupado. Siente que en cierta forma ha desperdiciado algunos momentos de su vida. Tal vez debería entender que hace falta dar un paso, y aunque se teme dar un paso en falso, lo importante entonces sería arriesgar, como aquella vez que trató de intentarlo y justo sonó el teléfono o se descompuso la aspiradora o tuvo que llevar a su hijo a la escuela nuevamente. Por ahí debería conformarse con saber que intentó dar ese paso esperado y hasta pensó en tragarse el camino entero todo de golpe como si se tratara de un bocado, de un exquisito pastel de ricota que se come rápido y sin ningún tipo de interrupciones. Si así lo pensó y siguió sintiendo que desperdició una parte de su vida, simplemente entienda que tal vez todo desperdicio deja una enseñanza. ¡Entonces anímese! Desnude en el mundo a la vida. Camine con los ojos cerrados por el camino que conduce al horizonte que tanto quiso alcanzar siempre. Búsquelo y al llegar después de un largo tiempo y encontrar que ahí terminaba el mundo, que la tierra no era redonda como se dijo, en el borde mismo del horizonte, déjese caer al vacío del espacio y flotará como las nubes. Comprenderá entonces que no sólo la tierra no era redonda sino que estaba apoyada sobre elefantes y una tortuga le saludará en el vuelo de su caída hacia el infinito. Pero nada importará porque usted estará dentro de su propio laberinto existencial, planteándose de nuevo las miserias de la vida pasada, y del futuro incierto que le quedará después de integrarse definitivamente a ese vacío interior en donde estará solo y envuelto en su propia oscuridad. Lo importante será que controle sus propias emociones y el vértigo, ya que no podrá desprenderse de la resaca anterior, porque ante tal vacío volverá su pensamiento otra vez hacia la tierra, en donde usted ya no estará porque así lo quiso. Y nosotros los que no fuimos tan valientes, los que no pudimos hacer lo que usted hizo, desnudar la vida en la tierra, porque nos fue un tanto pudoroso cuando usted mismo se decidió, gracias a que nosotros le aconsejamos hacerlo, porque todos sentíamos que también lo lograríamos, que también nos arrojaríamos al espacio como usted se atrevió a hacerlo, y que también nuestra vida cambiaría. Le recordamos como un héroe, brindamos con champagne, vino y whisky entre otros menesteres, mientras usted desciende por el espacio. Nosotros volvemos a brindar y a recordarlo como un héroe perdido, olvidado un poco después... pero encantador.

Anticipo del libro de cuentos y relatos “Tierra de sueño despierta”
 

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