En su hogar, las máscaras, las plantas y el té ahumado se conjugaban con sus ojos de un verde inconcebible para crear un universo fascinante. A esa fascinación contribuían sus amistades y ciertas presencias míticas, como su gata Berenice a quien le dedicó su poemario “Cantos a Berenice”
En 1998 en la Expo Guadalajara recibió:
EL Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe “Juan Rulfo”
En la conferencia de prensa de la “Fiesta de Libros” se presento diciendo: “Estoy en búsqueda de mi identidad última, eso es lo que hago yo en mi poesía”.
A los 79 años, fallece el 15 de agosto de 1999 en Buenos Aires.
La abandonada
Aún no hace mucho tiempo,cuando el mundo era un vidrio del color de la dicha, no un puñado de arena,te mirabas en alguien igual que en un espejo que te embellecía.Era como asomarte a las veloces aguas de las ilimitadas indulgenciasdonde se corregían con un nuevo bautismo los errores,se llenaban los huecos con una lluvia de oro, se bruñían las faltas,y alcanzabas la espléndida radiación que adquieren hasta en la noche los milagros.Imantabas las piedras con pisarlas.Hubieras apagado con tu desnudez el plumaje de un ángel.Y algo rompió el reflejo.Se rebelaron desde adentro las imágenes.¿Quién enturbió el azogue?, ¿quién deshizo el embrujo de la transparencia?Ahora estás a solas frente a unos ojos de tribunal helado que trizan los cristales,y es como si en un día la intemperie te hubiera desteñidoy el cuchillo del viento hecho jirones y la sombra del sol desheredado.No puedes ocultar tu pelambre maltrecha, tu mirada de animal en derrota,ni esas deformaciones que producen las luces violentas en las [amantes repudiadas.Estás ahí, de pie, sin indulto posible, bajo el azote de la fatalidad,prisionera del mismo desenlace igual que una heroína en el carro del mito.Otro cielo sin dioses, otro mundo al que nadie más vendrásumergen en las aguas implacables tu imperfección y tu vergüenza.
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